La Mezquita-Catedral de Córdoba (conocida generalmente como Mezquita de Córdoba) es el edificio más emblemático de la ciudad andaluza. Sus arcos de herradura forman parte del imaginario colectivo mundial, tanto por su belleza intrínseca como por el impulso que le dio la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es una construcción única, preciosa, mágica y que hay que visitar al menos una vez en la vida, pero que a la vez tiene sus incomodidades (como el precio de la entrada o la masificación que sufre). En este artículo os vamos a contar nuestra experiencia realizando esta visita, para que tengáis claro lo que podéis esperar de allí.
Tabla de contenidos
La gran mezquita de Al-Ándalus
Hay edificios que no requieren presentación y la Mezquita-Catedral de Córdoba es uno de ellos, aunque nunca está de más dar unas pocas pinceladas históricas. En este caso, nos referimos a un edificio que atesora la herencia andalusí de la Península Ibérica como pocos: monumental, colosal, fascinante y bello a más no poder.
Se empezó a construir a finales del siglo VIII, lo cual hace que sea uno de los edificios más antiguos en pie de España. Fue ampliada en numerosas ocasiones por los mandatarios cordobeses, llegando a un punto en que se había convertido en la segunda mezquita más grande de todo el mundo (superada únicamente por La Meca, que marcaba el límite).
Tras la caída de la ciudad en manos cristianos, decidieron consagrar el edificio en catedral. Técnicamente eso es lo que es, la Catedral de Córdoba, aunque prácticamente todo el mundo se refiere a ella como la Mezquita de Córdoba. Al fin y al cabo, pese a que se hicieron añadidos tras la reconquista, las partes más bellas del edificio corresponden a época musulmana.
Dos son sus elementos más representativos: los arcos de herradura y el mihrab (el punto del edificio que marca la dirección a La Meca, hacia donde hay que dirigir el rezo). Eso sí, el edificio en su conjunto es maravilloso, así que no dejéis de recorrerlo con los ojos y el alma bien abiertos.
Información práctica
Entradas
Vamos ahora a hablar de una de las peores cosas de la Mezquita de Córdoba: entrar a ella. Los tickets son indignantemente caros, hay que comprarlos con antelación y aun así tendréis que esperar hasta que podáis acceder al edificio. A modo de referencia:
- Entrada general: 13€.
- Entrada reducida: 10€ (mayores de 65, discapacitados o miembros de familia numerosa).
- Gratis: nacidos en Córdoba y menores de 10 años.
Es decir, una familia con dos hijos de 11 y 13 años tendría que pagar… ¡52€ por entrar! Mal rayo le parta a la persona que decide estos asquerosos precios, pues por su culpa la gente humilde no tiene acceso al edificio.
Dicho esto, las entradas se compran en la web oficial: https://mezquita-catedraldecordoba.es/.
Horarios
Así como las entradas son caras a rabiar, de los horarios no tenemos ninguna queja. El edificio abre todos los días de 10:00 a 19:00, contando incluso con pases nocturnos durante los fines de semana de verano.
Cómo es la visita a la Mezquita-Catedral de Córdoba
Qué se ve
Hay mucho que ver en la Mezquita-Catedral de Córdoba. Cuando entréis en el edificio podréis haceros con un folleto informativo enorme, de calidad y en el que viene detallado todo, el cual deberíais estudiar en profundidad para no perderos nada. A modo de referencia, no deberíais dejar de recorrer:
- Exteriores: se habla poco de lo bonita que es la Mezquita de Córdoba por fuera. Merece la pena bordearla por completo, fliparéis con sus puertas y ventanas bicolor.
- Patio de los Naranjos: el antiguo patio de abluciones de época islámica ha sido convertido en un parquecito de acceso gratuito, en el que los árboles que le dan nombre son su principal seña de identidad.
- Zona de la mezquita: una vez estéis dentro, os toparéis de bruces con la parte de la mezquita. De primeras parece un inabarcable mar de arcos de herradura, pero a poco que caminéis bajo ellos os daréis cuenta de que la cosa tiene matices. Están claramente delimitadas las zonas, tanto por su uso por su época de construcción.
- Zona de la catedral: el edificio fue arrebatado a los musulmanes en 1238. Ocho siglos después, os podéis imaginar que el cristianismo ha introducido algunas modificaciones (fundamentalmente en forma de capillas). Aunque parezca que tenga menos interés, esta parte también es imprescindible.
Lo que más llama la atención del interior de la Mezquita-Catedral de Córdoba es la fusión de estilos. Si paseáis por el interior, os sentiréis más bien en una especie de «museo de los lugares de culto» que en un templo en sí mismo. Tan pronto estaréis bajo unos arcos musulmanes como en medio de un coro cristiano, experimentando una sensación que no se puede encontrar prácticamente en ninguna otra construcción del planeta.
Cuánto dura la visita
Pues ojito con esto. Calculad un mínimo de una hora, aunque lo normal es que tardéis dos o incluso tres. Hablamos de un edificio al que es lento entrar, pues incluso con la entrada reservada os tocará esperar a pasar los controles de seguridad. Una vez dentro, hay muchísimo que ver e infinitos detalles en los que detenerse. Por tanto, os recomendamos ir con tiempo y dar por hecho que tardaréis un buen rato en recorrer la mezquita de punta a punta.
Nuestra experiencia: aspectos positivos y negativos
Como ya hemos dicho en otros artículos, nosotros fuimos a Córdoba en el marco de una visita low cost. Aun así, hubiera sido un crimen ir a la ciudad y no entrar a la Mezquita-Catedral. Pagamos con todo el dolor de nuestro corazón los 13€ por persona, pero una vez dentro nos dimos cuenta de que había merecido la pena. Es un edificio colosal, absolutamente único y que siempre merece la pena. No se puede decir que se conoce España si no se ha entrado en él al menos una vez.
Eso sí, la visita tiene un claro problema: la masificación. Las zonas más interesantes (o las más instagrameables, mejor dicho) estan absolutamente colapsadas. Para muestra, aquí os dejamos un ejemplo del mihrab a prácticamente cualquier hora del día:
Entendemos que organizar el flujo de tantísimos turistas no debe ser sencillo, pero hemos ido a muchos otros edificios así y no hemos sentido tanto agobio. Sin duda, es uno de los grandes retos de la Mezquita-Catedral de Córdoba para los próximos años: subir el nivel de la experiencia turística. En cualquier caso, nada impide hablar de una visita única y absolutamente obligatoria.