Después de haber recorrido Finlandia en furgoneta durante casi dos semanas, tenemos un conocimiento considerable de sus carreteras. Por eso, aquí os traemos esta pequeña guía para conducir por Finlandia, con diez tips para que vuestro paso por el país sea eficiente y seguro. Vaya por delante que vimos un montón de renos, pero tenemos muchas más cosas que contaros aparte de esa.
Tabla de contenidos
Diez consejos para conducir por Finlandia
Los límites de velocidad son bajos
Por norma general, el límite de velocidad en Finlandia es tirando a bajo: 50 kilómetros por hora en zonas urbanas y 80 kilómetros por hora fuera de ellas. Rara vez vimos alguna carretera en la que se pudiera ir a 100 kilómetros por hora, pero solo en algunos tramos. Y en teoría existen autopistas en las que los límites se amplían hasta 120 kilómetros por hora, pero de esas no vimos ninguna. Por cierto, en invierno muchas carreteras reducen un poquito sus límites.
¡Siempre con las luces encendidas!
Como en buena parte de Europa, en Finlandia es obligatorio conducir con las luces encendidas. Da igual que no haya ni una sola nube o que el sol de medianoche esté sobre vuestras cabezas: las luces del coche han de estar encendidas. A los que venimos del sur se nos suele olvidar, así que otros conductores os lo recordarán con flashazos. Siempre será mejor eso que si os para un policía y os pone una multa.
Señales amarillas
La mayoría de las señales son amarillas. En un país en el que el invierno es largo, con poca luz y con constantes nevadas, no os sorprenderá que sus habitantes busquen un plus de visibilidad.
Muchas carreteras son de tierra
Nos llamó mucho la atención la frecuencia con la que transitamos por carreteras de tierra. Al principio fue en el interior de los Parques Nacionales de Finlandia, pero cuanto más subimos al norte más carreteras vimos sin asfaltar. Eso sí, no penséis en los típicos socavones que se suelen ver en España, ya que hablamos de vías en perfecto estado revista.
No hay peajes
En Finlandia no hay peajes. Una maravilla, sobre todo teniendo en cuenta los hachazos que nos pegaron hasta llegar allí en países como Francia o Dinamarca. Eso no significa que las carreteras sean gratis, pero se financian con los impuestos que pagan los propios finlandeses. Tal y como pone en la web oficial de turismo del país… ¡Invita la casa!
Imposible llegar a los sitios sin GPS
Como buenos millenials no llevamos nada bien conducir sin tecnología de por medio, pero es que lo de Finlandia es exagerado. De verdad, es imposible llegar a los sitios sin GPS. Tened en cuenta que la señalización muchas veces escasea, que los nombres son rarísimos (siempre con varias diéresis) y que muchas veces conduciréis en medio de tupidos bosques. Hacednos caso y llevad el GPS siempre preparado.
Las gasolineras no son un problema
Vamos con el punto más polémico de la lista. Cuando preparamos el viaje, leímos en un montón de webs que había que andar con mucho ojo con las gasolineras. Incluso vimos a gente que llevaba un bidón de gasolina en el maletero. Nuestra experiencia fue bastante liviana en ese sentido: de hecho, os diríamos que las gasolineras no son un problema. Hay que tener en cuenta que no son tan frecuentes como en España, así que nosotros lo que hacíamos era rellenar siempre el depósito cuando bajaba del 50%. Si hacéis eso no os quedaréis tirados de ninguna manera. Como buenos españoles nos hubiese gustado más apurar hasta la última gota, pero en Finlandia no es conveniente.
En invierno es un país diferente
Algo a tener en consideración es que en invierno Finlandia no es tan transitable como en verano. Muchos sitios son literalmente inaccesibles, mientras que algunas carreteras tienen horario y solo podréis circular en convoy (detrás de un quitanieves). Además, del 1 de diciembre al 1 de marzo es obligatorio equipar el vehículo con neumáticos de invierno.
Hay animales por todas partes…
Para el final hemos dejado lo más divertido: las carreteras de Finlandia están repletas de animales. No hubo trayecto en el que no nos cruzásemos con conejos, zorros o renos, lo cual hace el trayecto más ameno pero a la vez más peligroso. Id muy atentos y dejad más distancia de seguridad de la habitual, ya que las sorpresas están aseguradas.
Mención aparte merecen los alces. Pensad que son bicharracos enormes, que fácilmente llegan a los dos metros de alto y pueden pesar hasta 700 kilos. Cuando veáis señales indicando su presencia (parecidas a las de los renos, de los que ahora hablaremos) aminorad la marcha. Son lentos y la cultura popular dice que no ven objetos que vayan a gran velocidad, por lo que el peligro está asegurado.
…sobre todo en el norte. ¡Cuidado con los renos!
¿Renos? ¿Quién dijo renos? La verdad es que encontrarse con renos en la carretera está asegurado en la mitad norte de Finlandia. De hecho, hay un cartel en el que se indica su presencia a partir de un determinado punto (de Rovaniemi en adelante, más o menos). Es súper habitual que de repente veáis a gente frenando en seco. Esto no es porque estén locos, sino porque tienen renos en el horizonte.
A modo de referencia, os dejamos un consejo que nos dio Papá Noel en persona (durante la visita a Santa Claus Village). Los renos no se andan con chiquitas: consideran que la carretera es suya. Por mucho que les pitéis o les deis luces, tenéis que pensar en que ellos tienen la prioridad. Así que reducid la marcha e id con mucho cuidado.
Hay que tener mucho cuidado, tanto por seguridad como por cuestiones económicas. Prácticamente todos los renos que veáis pertenecen a tribus samis, por lo que en caso de atropellar uno tendréis que ir al pueblo más cercano, declararlo y esperar a que os pasen la factura. No os sorprenderá saber que el sami de turno siempre dirá que era una hembra embarazada, para pillar una tajada mayor. Sea como fuere, id con mucho cuidado: estas carreteras están llenas de imprevistos y lo importante es llegar.