Grotte di Castellana, las increíbles cuevas de Puglia

Las Grotte di Castellana son una de las cuevas más bonitas de todo el mundo. Están ubicadas en el sur de Italia, siendo una parada imprescindible en caso de estar haciendo una ruta por Puglia. Visitarlas requiere una cierta planificación, ya que los recorridos duran al menos una hora y os tocará esperar mucha fila si no habéis comprado las entradas con antelación. Sin embargo, os aseguramos que es un lugar único y que justifica por sí solo un viaje a la zona.

Dos recorridos para dos tipos de público y experiencias selectas

El interior de las Grotte di Castellana se recorre obligatoriamente mediante visita guiada. Existen dos opciones principales:

  • Itinerario breve: un recorrido de 50 minutos que va desde la cueva inicial hasta la Caverna del Precipizio, recorriendo aproximadamente un kilómetro. El recorrido está adaptado para personas con movilidad reducida.
  • Itinerario completo: justo donde termina el itinerario breve, se adentra 1000 metros más hasta la Grotta Bianca, la principal seña de identidad de las Grotte di Castellana. En total son 3 kilómetros de recorrido, los cuales se completan en un par de horas.

Si la espeleología os gusta más de lo normal, en Grotte di Castellana encontraréis experiencias mucho más selectas. Por ejemplo, organizan las Speleonight, en las que grupos de tan solo 15 personas visitan la cueva tras la clausura de las visitas normales. También hay un Observatorio Astronómico en los alrededores, cuya entrada se puede combinar.

Turismo de masas en el subsuelo

Aunque tenemos que reconocer que todo está bien organizado, la visita es un poco desastre. No podéis imaginar la visita a las Grotte di Castellana como una experiencia tranquila y silenciosa debajo del suelo, sino más bien todo lo contrario. Es un destino muy popular, por lo que miles de viajeros realizan la visita año tras año. Esto se traduce en ruido, grupos numerosos y los típicos turistas que meten codo para coger un sitio mejor que el tuyo.

El sitio es un poco sacacuartos incluso antes de hacer la visita, ya que la entrada vale 19,50€ por persona. A eso hay que sumarle el aparcamiento (hay diferentes opciones, a nosotros nos costó 4€), el dinero que os gastéis en las tiendas de souvenirs o lo que os cueste comer por la zona.

Ojo, que no criticamos nada. Entendemos que la visita a unas cuevas tiene sus complicaciones logísticas y que mucha gente siempre equivale a incomodidad, pero queremos dejar claro que es un lugar muy concurrido y en el que por momentos se siente un poco de agobio.

¿Cómo es la visita? Nuestra experiencia

Precisamente, vamos a contaros punto por punto cómo fue nuestra visita, para que os hagáis a la idea de lo que podéis encontrar en las Grotte di Castellana. Partimos de la base de que llegar es un poco lioso, ya que hay que tomar un millón de rotondas y moverse por carreteras mal asfaltadas hasta que se llega a la zona de las cuevas.

Una vez allí, sorpresa: hay que pagar por aparcar. Al menos eso nos pasó a nosotros, que llegamos con el tiempo justo y tuvimos que dejar el coche en uno de los aparcamientos «oficiales» que hay en las inmediaciones. 4€ nos robaron. ¿Se puede aparcar gratis? Seguramente sí, pero no tuvimos tiempo de comprobarlo.

Al llegar a la zona de las cuevas, el horror absoluto: turistas por todas partes, dos señores tocando la guitarra que estaban discutiendo a gritos, unos baños en los que cobraban 50 céntimos por hacer pipí, largas filas, falta de información… Not cool, bro. Habíamos comprado las entradas con antelación, así que miramos el email y vimos que simplemente había que ponerse en la puerta. Eso es un punto a favor.

Cinco minutos más tarde de la hora convenida, se abrió una puerta y a gritos separaron entre los que hacían el tour en italiano y los que lo teníamos reservados en inglés. A partir de ahí comenzó un lento y penoso caminar por unas escaleras, que sirvieron para adentrarnos en el subsuelo a la vez que alguna turista maleducada trabajaba nuestras costillas con sus codos.

Todo mal, ¿verdad? ¡Pues no! Nada más alejado de la realidad. Fue entrar en materia y todas las incomodidades quedaron en nada, ya que las Grotte di Castellana son brutales de principio a fin. Se empieza en La Grave, un espacio abierto en el cual el protagonista absoluto es el Ciclopi, un grupo de estalactitas y estalagmitas de varios metros de largo.

Hay que decir que en esta zona se permiten hacer fotos, pero a partir de ahí no. Al parecer, el único motivo es que la gente se para demasiado, por lo que los grupos se empiezan a chocar entre ellos. Por eso, la mayor parte de las fotos del interior están sacadas de la web oficial.

Poco a poco nos fuimos adentrando por diferentes espacios, como la Caverna Nera o la Caverna dei Monumenti. Esta última es la cavidad cerrada más grande que hay, con 40 metros de altura.

Atravesando el Corridoio dell’Angelo se llega hasta la Caverna della Civeta, que también tiene un grupo de estalactitas considerable. Misma cosa se podría decir de la Caverna dell’Altare o de la Caverna del Precipizio. Aquí es donde termina el itinerario breve, que se desvía a mano derecha por la Caverna della Fonte. En el caso de hacer el itinerario completo, esta última se visita al final.

El último kilómetro empieza con el Corridoio del Deserto, un estrecho pasillo de 450 metros de largo en el que las diferentes piedras evocan a los paisajes desérticos que todos tenemos en mente (de ahí el nombre).

Algunas estancias tienen formaciones con nombre y apellidos. Por ejemplo, hay una especie de Torre de Pisa de piedra que hizo las delicias de los turistas italianos.

El último tramo del recorrido es el más impresionante. Primero se pasa por el Corridoio Rosso, que tiene una enorme cortina de alabastro. De ahí se va a la Caverna della Cupola, llamada así porque su forma parece la parte de alta de una iglesia.

Sin embargo, lo más gordo se encuentra en la última parada: la Grotta Bianca. No hay palabras para describirla, simplemente podemos decir que no exageran cuando hablan de que es una de las cuevas más bonitas del planeta.

Una vez allí, se deshace el camino, se llega hasta el final del itinerario breve y se va por un pequeño corredor, hasta unos ascensores que os devolverán cómodamente a la superficie.

Durante el recorrido la guía hizo unas breves explicaciones. La verdad es que lo hizo con toda la desgana del mundo, pero al menos fue señalando con un puntero láser algunas cosas interesantes. Aun así, pese a las masas y a las incomodidades, tenemos que decir que pocas veces hemos estado en un sitio tan increíble como las Grotte di Castellana.

Información práctica

Cómo llegar y aparcamiento

Las Grotte di Castellana están en la localidad de Castellana Grotte (no se curraron mucho el nombre). Decir eso quizá no os oriente demasiado, pero igual os pone más fácil las cosas hablar de que están a 50 minutos de Bríndisi, a 40 de Ostuni, a 20 de Monopoli, a 15 de Polignano a Mare o a tan solo 10 de la preciosa Alberobello.

Una vez lleguéis hasta las inmediaciones de la cueva, hay que aparcar. Nosotros íbamos muy justos de tiempo y dejamos el coche en un parking enorme, el cual estaba a unos 200 metros de la entrada. Nos costó 4€, que puede parecer poco pero que nos supo bastante mal. Seguramente yendo con tiempo se pueda aparcar gratis por la zona.

Tarifas y horarios

Las cuevas abren de marzo a noviembre. En temporada baja se hacen apenas un par de visitas al día, una en italiano y otra en inglés. Sin embargo, en temporada alta son varias las incursiones por la cueva. A modo de referencia, en octubre de 2022 se hacía una visita en italiano cada hora desde las 9:00 a las 18:00, mientras que en inglés salía una a las 11:00 y otra a las 18:00.

Visitar las Grotte di Castellana no es barato, no lo vamos a negar. La broma sale por 19,5€ por persona.

¿Hay que comprar las entradas con antelación?

Claramente sí. Aunque en teoría no es obligatorio, ya que tienen taquillas, se trata de un sitio muy concurrido. Ir sin las entradas supondrá asumir el riesgo de que no queden tickets para la hora a la que queréis hacer la visita y tener que esperar una larga fila.

Por suerte, comprar las entradas en su página web es muy sencillo. Nosotros nos hicimos con ellas y al momento recibimos un PDF con instrucciones para hacer el recorrido.

Consejos generales para la visita

Por último, aquí van algunas recomendaciones generales:

  • Id con tiempo, entre que se aparca y se llega a las cuevas se pierde un tiempecito.
  • En las cuevas hay una temperatura constante de entre 16º y 18º. No es frío, pero conviene llevar una rebequita.
  • Da igual si no habláis ni italiano ni inglés. El sitio es espectacular aunque no entendáis nada de las explicaciones.
  • No hay baños en el interior de las Grotte di Castellana, por lo que conviene que hagáis pipí o popó antes de entrar. Junto a la entrada hay unos baños en los que os cobrarán 50 céntimos, pero es eso o pasar dos horas muy largas.
  • Como no podía ser de otro modo, no se puede fumar en el interior de las cuevas.
  • Conviene llevar calzado cómodo y una botellita de agua. Solo se caminan 3 kilómetros, pero mejor ir bien pertrechados.
  • En el 90% de lo que veáis no se permite hacer fotos, así que no tiene sentido ir cargados con una cámara fotográfica muy pesada.
  • En las inmediaciones se come bien y a un precio razonable. No esperábamos encontrar un sitio genuino en un sitio con tantos guiris pero comimos fenomenal en la Taverna degli Amici.
  • Por último, es un lugar dog friendly a medias. Se puede hacer la visita con perros pequeñitos, pero solo si los puedes llevar en brazos. Nosotros no podríamos haber hecho este recorrido en caso de haber ido con Tronco.
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