Escarpados acantilados, naturaleza salvaje, un faro precioso y la certeza de que no se puede estar más al norte, al menos en Asturias. ¿No os parecen motivos suficientes como para visitar el Paisaje Protegido del Cabo de Peñas? Y es que este espacio no solo es el punto más septentrional de la costa asturiana, sino también un lugar cuya belleza os dejará asombrados.
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Cabo de Peñas, el paraíso en el paraíso
El Paisaje Protegido del Cabo de Peñas se encuentra en el Concejo de Gozón, cuya capital es la villa marinera de Luanco. Obtuvo esa protección en el año 1995, cuando se declararon aproximadamente 20 hectáreas como RRENP (Red Regional de Espacios Naturales Protegidos de Asturias).
¿Por qué darle «cariño» a un sitio como este? Pues para evitar que fuese pasto de la sobreexplotación urbanística y del turismo de masas. Pensad que el Cabo de Peñas no solo es un hito geográfico, sino también un espacio en el que se dan algunos de los acantilados más espectaculares de Asturias, con más de 100 metros de altura.
En la zona se desarrolla una vegetación halófila interesantísima, conviviendo especies como el acebuche, el laurel u otras en riesgo de extinción. También anidan por allí aves marinas como el paíño europeo o el cormorán moñudo, cuya presencia hizo que en el año 2003 se declarase ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves).
Así, con Luanco como punto de partida, podéis hacer una ruta por un entorno maravilloso pero a la vez muy frágil. Moveos con mucho cuidado, no hagáis ruido y no dejéis ningún resto de basura por la zona. Es la única manera de que las futuras generaciones puedan disfrutar también del Cabo de Peñas.
Qué ver en el Cabo de Peñas
Faro
La principal referencia en es el Faro de Cabo de Peñas, unánimemente reconocido como el de mayor importancia de todo el litoral asturiano. Lleva en funcionamiento desde el año 1852, con una linterna que puede verse hasta a 40 millas náuticas de distancia en los días de buena visibilidad.
El faro es visitable, pagando la entrada simbólica de un euro. No se puede acceder a la torre en la que está la linterna, pero sí podréis recorrer los jardines (donde hay varios paneles informativos y maquetas). También entraréis a las estancias inferiores, donde hay una pequeña exposición permanente bajo el nombre de MEMAP: Centro de Recepción de Visitantes e Interpretación del Medio Marino de Peñas. En sus salas veréis una simulación de una galerna, paneles sobre la relación de los humanos con el mar o vídeos sobre biodiversidad marina.
Tras la visita, os recomendamos dar una vuelta por el caminito sobre pasarelas de madera que hay bordeando el perímetro. En él podréis disfrutar de unas vistas alucinantes.
Acantilados
Entre Luanco y el Cabo de Peñas recorreréis dos carreteras: la GO-1 (que va bordeando la costa) y la AS-328 (que va a morir al faro). A lo largo de ambas podréis ir haciendo paradas en diferentes miradores, salientes y pequeños desvíos, en los cuales también tendréis unas vistas increíbles de uno de los espacios más salvajes de la costa asturiana.
Playas
Y así como hay acantilados y zonas salvajes, también hay un buen puñado de playas repartidas por todo el entorno. No es que sean las más conocidas del Principado, pero os aseguramos que todas son súper singulares. El mejor ejemplo es la Playa de Llumeres, cuyas aguas tienen un color rojizo de lo más llamativo. Frecuentadas habitualmente por pescadores más que por bañistas, esta peculiaridad cromática se debe a unas antiguas minas de hierro que todavía destiñen sus aguas.