El Oso de Madera Gigante de Sveg se ha convertido en el principal reclamo turístico del recorrido entre las localidades de Östersund y Mora. Por su ubicación, justo a mitad de camino, se ha convertido el lugar perfecto para hacer un alto y descansar a los pies de esta tremenda escultura. A lo largo del siguiente artículo os contaremos por qué les dio por construir un oso gigante a los habitantes de Sveg y cómo es la visita al monumento.
El oso del pueblo
Sveg es uno de esos lugares de paso: no tiene grandes atractivos turísticos, pero está junto a una gran vía de comunicación (en este caso, la E45). Esta realidad fue la que llevó a sus habitantes a querer construir un oso gigante, ya que pensaron que una iniciativa como esta podría hacer que los viajeros se detuvieran en el lugar.
El oso de Sveg fue construido entre 2003 y 2005, mediante un proyecto que costó más de dos millones de coronas suecas (al cambio, casi 200.000 euros). Fue financiado con fondos públicos, aunque también a través de las donaciones de empresas locales. Sus cifras apabullan: 13 metros de alto, 80 toneladas de peso, más de 200 metros cúbicos de madera, 570.000 clavos…
Su método de construcción es bastante ingenioso, ya que básicamente está compuesto por piezas de madera de 60 centímetros que se encajan entre sí. Como si fuesen bloques de lego, pero con unas dimensiones desproporcionadas.
El mantenimiento del animal está realizado por instituciones locales sin ánimo de lucro, que varias décadas después de su construcción se encargan de que el oso siga luciendo en perfecto estado de revista.
¿Merece la pena ir hasta el Oso de Sveg?
Seamos sinceros: por sí mismo, el oso quizá no merezca un desvío. Sin embargo, juega a su favor su excelente ubicación, ya que literalmente pasaréis bajo sus pies. Por tanto, nosotros os recomendamos desviaros y echar un ojo al animalito.
Poco hay que hacer por allí. Básicamente hay un enorme aparcamiento gratuito, un puesto de comida rápida, un par de supermercados y poco más. Bueno, un pequeño panel informativo en el cual os hablarán sobre la construcción de la escultura de madera, además de daros unos cuantos datos curiosos sobre los osos en general.
Por lo visto, su interior tiene tres plantas perfectamente equipadas. De hecho, tiene un aseo que está conectado al servicio de desagües de Sveg.
Debido a su diseño ultra simplificado, desde diferentes ángulos ni siquiera parece un oso. Será todo un ejercicio de imaginación, pero aun así resulta llamativo de contemplar por sus grandes dimensiones.
En definitiva: si estáis recorriendo la E45 (la autovía que atraviesa Suecia de norte a sur por el centro del país) esta es una buena parada. Os quedarán fotos chulas y descansaréis un poco de tanta conducción. Eso sí, no esperéis algo ultra loquísimo, ya que no tiene tanta magia como otras esculturas gigantes europeas (como los Kelpies o el Storelgen).