Via della Spiga, Corso Venecia, Via Monte Napoleone y Via Alessandro Manzoni. Esas cuatro calles componen el famoso Cuadrilátero de la Moda de Milán, conocido por los locales como Quadrilatero d’Oro. Un lugar en el que se respira pasión por la moda, las marcas de renombre y las cosas caras en general. Todo un icono a nivel mundial que no debería faltar en vuestro recorrido por la ciudad de Milán, ya que sin duda es uno de sus espacios más emblemáticos.
El corazón de la moda internacional
La Fifth Avenue de Nueva York, la Avenue des Champs-Élysées de París o la Calle Serrano de Madrid son tres de los muchos ejemplos que se pueden poner en la materia. Prácticamente no hay una gran ciudad europea que no tenga su zona de lujo. Área en las que compran las celebrities, en las que la gente normal se echa las manos a la cabeza al ver los precios de los escaparates y en las que nunca faltan las típicas marcas de lujo. Chanel, Gucci, Dior: sabéis de quiénes estamos hablando.
Entre todas esas «millas de oro» hay una absoluta reina, la milanesa. Y tiene mucho mérito, ya que no fue la primera en surgir. De hecho, fue la respuesta italiana al boom de las tiendas caras y los showrooms que se vivía en la capital francesa. Más o menos en la década de los setenta del siglo XX fue cuando se empezaron a establecer allí marcas caras, con Armani y Versace como pioneros.
El origen se sitúa en la Via Monte Napoleone, cuyos bonitos palacios resultaron idóneos para establecer este tipo de boutiques. Incluso a día de hoy sigue siendo la calle más importante de la zona, siendo considerada además la calle más cara de Europa y la tercera del mundo (según Forbes).
¿Tenéis una cuenta corriente bien cargada y sentís la imperiosa necesidad de aligerarla? Pues no tenéis más que ir al Cuadrilátero de la Moda. Allí os recibirán gustosos, siempre que estéis dispuestos a pagar cantidades absolutamente disparatadas por prendas que en ocasiones rozan lo estrambótico.
Mucho más que tiendas caras
¿Y qué es lo que se puede ver en el Quadrilatero d’Oro? Bueno, lo primero ya os lo hemos ido avanzando: tiendas y más tiendas. Pensad en cualquier marca cara y seguro que se encuentra allí, a veces por partida doble e incluso triple. Tener un local en esta zona de Milán es imperativo para cualquier marca de lujo que se precie, por lo que el precio por metro cuadrado no será un problema para desplegar sus redes.
De hecho, el barrio ofrece mucho más que tiendas. Es cierto que el lujo es la nota predominante, pero muchos de estos proyectos de alta gama han querido rizar el rizo en Milán, ofreciendo negocios como terrazas en las que tomar una copa a un precio prohibitivo.
Pensad que la mayor parte del Cuadrilátero de la Moda es peatonal, así que podréis moveros con total tranquilidad entre sus más de 500 establecimientos repartidos en aproximadamente 6000 metros cuadrados. Esto sí, hay que destacar que también hay cabida para restaurantes, museos, iglesias e incluso patios que son visitables. Si veis alguna puerta entreabierta no dudéis en cruzarla, pues muchos de estos palacios ofrecen en su interior pequeños jardines.
Al margen de visitas concretas, uno de los grandes iconos del Cuadrilátero de la Moda es la sciura. Hablamos de la clásica mujer que vive en el centro de Milán, que está podridísima de dinero y que combina un vestuario carísimo con una actitud marcadamente pasota. Quizá como españoles nos suene un poco ajeno todo esto, pero a nivel cultural es uno de los grandes lugares comunes del imaginario común italiano.
¿Merece la pena ir al Cuadrilátero de la Moda de Milán? Si lo vuestro es la alta costura, obviamente que sí. Especialmente os recomendamos ir durante la Semana de la Moda (Milan Fashion Week), pues hay todo tipo de eventos tanto indoor como outdoor. Por el contrario, el sitio quizá os interese menos si sois gente normal y vuestro armario se nutre principalmente de Primark e Inditex. Nosotros siempre recomendamos pasar por allí, aunque solo sea un rato. Es curioso ver la «fauna» que se mueve por estas calles y curiosear de escaparate en escaparate, pero tampoco hay que dejarse la vida en ello. Al fin y al cabo, Milán es una ciudad con mucho para ver y que siempre ofrece sorpresas al viajero.