No hay persona amante de los libros en Madrid que no conozca la Cuesta Moyano. Esta pequeña calle, ubicada en uno de los costados del Jardín Botánico, se puede visitar un pequeño mercado literario al aire libre. Lleva abierto de manera prácticamente ininterrumpida desde el año 1925, por lo que se trata de uno de los puntos de venta de libros más antiguos del país. Os vamos a contar su historia y qué podéis esperar de la visita a este espacio caliente de las letras madrileñas.
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Una feria del libro en miniatura que abre todo el año
Cuesta Moyano es, en realidad, el apodo cariñoso que recibe la Calle de Claudio Moyano. Sus poco más de 200 metros sirven para comunicar el Paseo del Prado con la Calle Alfonso XII, a la altura de la Puerta del Ángel Caído (uno de los muchos accesos que tiene el Parque del Retiro). Para que os situéis, está en el lateral del Jardín Botánico más pegado a Atocha.
Hechas las presentaciones, vamos ya con lo que podéis encontrar en el kilómetro 0 de los libros. Y es que en la Cuesta Moyano os esperan hasta 30 casetas de compra y venta de libros, en las cuales se puede encontrar prácticamente de todo. Es cierto que en muchos puestos hay ejemplares nuevos, pero en general el lugar está dedicado al libro de segunda mano: ese que ha recorrido mil vidas antes de llegar al lector. Inspirador como pocos, también hay que sumar otros atractivos para su compra, como un precio reducido o lo ecológico que es darle una segunda vida.
Cada puesto tiene tres zonas de venta, con una distribución más o menos similar. Así, el «escaparate» principal sería la parte central, donde se exponen los ejemplares más interesantes y vendibles. Después estaría la zona interior, a la cual permiten su acceso muchos puestos. Allí están los ejemplares más raros y valiosos, solo para bibliófilos empedernidos. Por último, la práctica totalidad de ellos tienen una mesita plegable al otro lado de la calle, con libros muy baratos. En estas mesas podréis encontrar auténticas gangas, si sabéis buscar bien.
De primeras todos los puestos parecen iguales, pero cada cual tiene sus particularidades. Algunos están especializados en literatura latinoamericana que nunca fue editada en España, otros tienen a la venta vinilos y DVDs, algunos tienen fotos viejas de Madrid… ¡incluso hay uno especializado en Moby Dick! También hay que decir que el primer puesto (subiendo desde el Paseo del Prado) hace también las veces de Oficina de Turismo de Madrid.
En definitiva, es muy difícil ir a la Cuesta Moyano y volverse sin un libro debajo del brazo.
Un mercado de libros centenario
La historia de la Cuesta Moyano es súper interesante. Para empezar, recibe su nombre del político zamorano responsable de la Ley de Instrucción Pública de 1855: hasta la fecha, la ley educativa más longeva que ha tenido España.
A comienzos del siglo XX, distintos libreros de viejo se fueron estableciendo en diferentes puestecitos de la Plaza de Atocha, compartiendo espacio con fruteros y vendedores de flores. Ya en 1919 se situaron en las inmediaciones del Jardín Botánico, pero más cerquita de su entrada. Esto ocasionó fricciones con los gerentes de la institución, que no estaban nada conformes con su presencia allí. Fue en 1925 cuando llegaron a un acuerdo y se establecieron en su ubicación actual, la Cuesta Moyano, ya constituidos de manera oficial como feria de libros.
Desde que abrieron sus puertas no volvieron a cerrarlas prácticamente nunca. De hecho, ni en sucesos tan terribles para la cultura como la Guerra Civil o los Atentados del 11M cerraron sus puertas, pese a que todo estaba en contra. Los libreros quisieron mantener viva la llama de la esperanza a través de las letras, con una actitud que siempre será digna de elogio. La única desgracia capaz de derrotarles fue el COVID, pues durante la pandemia sí que tuvieron que clausurar el mercado.
De todos modos, no imaginéis que llevan en los mismos puestos desde 1925. De hecho, ha habido un buen puñado de reformas a lo largo del tiempo. Quizá las más destacadas fueron en 1984 y en 2007. La primera sirvió para habilitar agua y electricidad a los puestos, mientras que la segunda consolidó la Cuesta Moyano como emblema de las letras y reclamo turístico en sí mismo. En esta última reforma se le dio a la calle el aspecto que tiene a día de hoy.
El punto de encuentro literario de Madrid
Más allá de la compra y venta de libros, la Cuesta Moyano es un lugar por el que los amantes de las letras sienten especial devoción. Y esto se traduce no solo en lectores anónimos madrileños, que por supuesto acuden aquí con regularidad y devoción. También ha hecho que apasionados de la lectura de todo el mundo quieran pasar por aquí cuando visitan la capital de España, intercambiando impresiones literarias y llevándose alguna que otra obrita a su lugar de origen.
Además, escritores de todas las épocas han dejado su huella en la Cuesta Moyano. La lista es absolutamente interminable y gloriosa, como si hablásemos de unos Avengers de las letras. Pocos lugares del mundo pueden presumir de haber recibido a titanes de la talla de Hemingway, García Lorca, Patti Smith, Ortega y Gasset o de Gómez de la Serna. También pasó por allí Pío Baroja, que a día de hoy tiene una estatua en uno de los extremos de la calle. En el otro, por supuesto, hay una escultura de Claudio Moyano.
A día de hoy, la Cuesta Moyano es un lugar vivo y con una actividad cultural envidiable. Cada dos por tres se celebran encuentros con escritores de primer nivel. Por ejemplo, en nuestra última visita se estaba organizando una mesa redonda sobre Conrad, en la cual iba a participar uno de sus mayores seguidores. Hablamos de un tal Arturo Pérez-Reverte. Buena parte de estas actividades las organiza la asociación Soy de la Cuesta, que se encarga de conservar y difundir el legado de la Cuesta Moyano. Todo esfuerzo que se haga para proteger un lugar tan mágico tendrá siempre nuestro apoyo. Al fin y al cabo, hablamos de la calle más leída de Madrid, tal y como dijo Francisco Umbral.