Cómo hacer la subida al Preikestolen

Ha llegado el momento de compartir cómo fue nuestra visita al Preikestolen, uno de los destinos más visitados de Noruega (y, seguramente de toda Europa). Un lugar increíble, de esos que hay que visitar al menos una vez en la vida y que nunca faltan en las típicas listas de los rincones más bonitos de la tierra. Sinceramente, solo por venir hasta aquí ya merece la pena coger un avión, hacer miles de kilómetros en coche o tomar varios barcos, porque no encontraréis nada igual. Bienvenidos a uno de los lugares más increíbles de nuestro planeta.

Unos pocos datos interesantes sobre el Púlpito de Noruega

Sobre el Preikestolen está dicho prácticamente todo. Aunque hasta hace no mucho era un lugar desconocido para el gran público, hoy en día este espacio natural de Noruega es uno de esos lugares que todo el mundo quiere visitar. Esta particular roca de 25 x 25 metros, ubicada a algo más de 600 metros sobre los fiordos noruegos, es un lugar que visitan al año casi 100.000 personas.

Su espectacularidad ha hecho que en tiempos recientes haya salido en la pequeña y gran pantalla. Seguro que muchas personas lo recuerdan de Vikingos (con la mítica escena de Ragnar Lothbrok sentado en el borde) o de la espectacular pelea que Ethan Hunt (Tom Cruise) mantiene allí al final de Mission Imposible VI.

Nosotros no vamos a escribir mucho más al respecto por dos motivos. El primero, porque las fotos hablan por sí solas: si tenemos que convencer a alguien de que vaya aquí después de verlo en fotos es porque no tiene alma. El segundo, porque es un destino del que es súper fácil encontrar información en internet. No nos malinterpretéis: si seguís leyendo encontraréis datos prácticos para preparar vuestra visita, pero hemos preferido centrarnos fundamentalmente en las sensaciones que tuvimos. Y es que viajar se trata de sensaciones, ¿no? 🙂

Trekking al Preikestolen: nuestra experiencia

Visitar el Preikestolen es tan sencillo como ir a Stavanger, madrugar un poquito, ponerse ropa cómoda e ir siguiendo las señales con una letra T de color rojo que hay dispuestas por todo el camino.

Quizá el párrafo anterior sea un resumen demasiado concreto, así que vamos a desarrollarlo un poco. Decimos que hay que ir a Stavanger porque es el punto de partida típico para hacer la visita, pues la ciudad y el Púlpito están más o menos a una hora. Ya que estamos, aquí os dejamos un post con todo lo que ver en Stavanger, una de las ciudades que más nos gustaron de Noruega.

Decimos que hay que madrugar no porque seamos unos agonías a los que les gusta visitar los sitios temprano, que también. Lo decimos por varios motivos: el trekking al Preikestolen dura casi cuatro horas entre subir y bajar, si vais en las horas centrales del día estará hasta arriba de gente, si a mitad de camino se os hace de noche lo pasaréis realmente mal…

Nosotros empezamos la ruta bastante temprano, pero no fuimos de los primeros. Aunque estábamos empezando a caminar a eso de las seis de la mañana, en el aparcamiento ya había muchos coches y cuando llegamos arriba vimos a decenas de personas que ya llevaban mucho tiempo por allí.

La verdad es que estábamos bastante nerviosos, porque teníamos las expectativas muy altas y eso no suele salir bien. Sin embargo, la experiencia nos fascinó de principio a fin. Se habla mucho del Preikestolen, de las vistas que tiene y de la experiencia tan trascendental que supone estar en lo alto de la roca, pero la subida hasta allí también es fascinante.

Depende mucho de vuestra forma física, pero contad con al menos dos horas para subir y casi lo mismo (quizá un cuarto de hora menos para bajar). El camino es bastante sencillo, pues la mayoría está preparado con pasarelas de madera, mientras que los tramos «al natural» son bastante llanos. Además, no tiene pérdida: en todo momento encontraréis carteles con una letra T de color rojo, que son los que tenéis que ir siguiendo.

Resumiendo mucho: son tres repechos. Tres esfuerzos que os harán sudar un poquillo pero que están convenientemente separados por tramos llanos. Llevad ropa cómoda, agüita y algo de aperitivo, porque en el camino no podréis haceros con provisiones.

Ya arriba, paciencia y cuidado. La cima suele estar hasta arriba de gente desde que sale el sol (incluso antes) hasta que anochece. En temporada alta incluso tendréis que hacer 5 o 10 minutos de cola para obtener la foto perfecta, ya que se forma fila para asomarse al tramo más espeluznante. Sin embargo, todo lo que podemos decir es que merece la pena.

El Preikestolen es conocido como el Púlpito de los Dioses no por casualidad. Estar arriba es algo increíble, que os cambiará de por vida. No encontraréis un mirador mejor a los fiordos noruegos ni un sitio que impresione más que este. De verdad, hacednos caso: las fotos son impresionantes, pero se quedan cortas en comparación con lo que se siente ahí arriba.

Merece la pena que subáis un tramito más. Mucha gente va hasta el Púlpito y se baja, pero si subís un poquito más tendréis unas vistas sensacionales de la propia roca.

Si vais en un día nublado, paciencia. El tiempo en lo alto del Preikestolen es muy cambiante, y tan pronto se pone el sol como sale. Lo mismo aplica al sentido contrario: si llegáis y hace un tiempazo, no os durmáis en los laureles y haced un buen puñado de fotos, porque en cualquier momento se puede levantar niebla.

La vuelta al aparcamiento se hace por la misma ruta. Es muy divertido ver la cara de ilusión de la gente que está subiendo a la que tú bajas, aunque suponemos que ellos también disfrutarían de nuestra sonrisa de absoluta felicidad tras una de las experiencias vitales más impresionantes de nuestra vida viajera.

En resumen: si habéis ido, sabéis de lo que hablamos; si todavía no conocéis el Preikestolen, vuestra vida aun no está completa. ¡Id en cuanto podáis!

Información práctica para visitar el Preikestolen

Cómo llegar

Llegar al Preikestolen no tiene ninguna complicación. No en vano, es uno de los destinos más visitados de Noruega. El punto de partida suele ser la bonita ciudad de Stavanger, la cual no podéis dejar de visitar. Si vais en transporte público, la combinación ganadora consiste en un ferry de Stavanger a Tau (dura unos 45 minutos) y justo desde la terminal de ferries tomar un autobús hasta el inicio de la ruta (otra media hora). Cuesta 350 coronas por persona, hay varias frecuencias a diario y todo está coordinado, de tal manera que según bajas del ferry te está esperando el autobús. En temporada alta es imprescindible reservar.

Si vas en vehículo privado, la operación es más o menos parecida. Lo primero es coger el ferry hasta Tau (140 coronas por vehículo y 50 por persona) y después conducir un ratito por la RV13. En total debería ser algo menos de una hora. No tiene ninguna pérdida, ya que hay carteles en todo momento que indican la dirección a seguir.

Dónde aparcar

Si habéis ido en coche o en furgoneta privada, llegó el momento de pasar por caja. Hay varios parkings oficiales, que se van llenando según avanza el día. El que está a los pies de la ruta cuesta 25€ todo el día, pero solo podréis utilizarlo si madrugáis. Los demás cuestan algo menos (20€ día) y están a uno o dos kilómetros del inicio de la ruta.

Hemos leído en algunos blogs a viajeros intrépidos que consiguieron aparcar de manera gratuita en el borde de la carretera que va al comienzo de la ruta, pero la verdad es que nosotros no lo conseguimos. Desde varios kilómetros antes de llegar, vimos carteles por todas partes de prohibido aparcar. Si encontráis un hueco sin esta señalización y queréis ahorraros un dinero adelante, pero nosotros no fuimos capaces.

Horarios y tarifas

El Preikestolen es un espacio natural, así que no hay limitación horaria… en teoría. Sin embargo, sería un problema si empezáis la ruta tarde y os pilla la noche a mitad, pues al fin y al cabo entre subir y bajar se van unas cuatro horas. Desde el punto de partida veréis un cartel indicando el momento máximo en el que se recomienda hacer la ruta ese día, así que andaos con ojo.

Aunque la visita en teoría es gratis, ya habéis visto que llegar hasta allí no es barato: unos 36€ por persona en transporte público y algo menos yendo en vehículo particular.

Por cierto, a diferencia de otros espacios naturales de Noruega, el Preikestolen es accesible todo el año.

Consejos prácticos

Para terminar, queremos sintetizar aquí algunos de los consejitos que os hemos ido dando a lo largo de todo el artículo:

  • Vestimenta: llevad ropa cómoda, ligera y que proteja del frío. Da igual la época del año, ya que el tiempo es muy cambiante en el Púlpito.
  • Agua: no olvidéis echar una o dos botellitas, ya que el recorrido es largo y no hay fuentes en todo el trayecto.
  • Comida: misma cosa. Aunque os parezca innecesario, echad también a la mochila unas barritas energéticas o algo de fruta.
  • Madrugar: esto nos parece requisito imprescindible. Primero, para hacer la ruta sin miedo a que os sorprenda la noche. Y segundo, para evitar las hordas de turistas que se concentran en las horas centrales del día.
  • Ojito con el tiempo: insistimos una vez más en esto. Aunque aparquéis y haga un sol de justicia, llevad algo de ropa para el frío. El tiempo es muy cambiante y os podéis llevar una sorpresa más que desagradable.
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