Boukana, la cara norte de la Laguna de Marchica

Boukana es una zona a tener en cuenta si estáis de viaje en Nador o en Melilla. Se trata del extremo norte de la Laguna de Marchica, ese particular mar separado del Mediterráneo por dos láminas de arena. Antaño absolutamente desconocido, hoy en día ha ido ganando popularidad por sus larguísimas playas o su propuesta gastronómica. En este artículo os contamos cómo llegar hasta allí, cómo moveros por la zona y las principales paradas que deberíais hacer en vuestra excursión.

Boukana

La zona de playa de Beni Ensar

Claramente la zona más visitada de la Laguna de Marchica es la que está al sur. Conocida como Aljazeera, es un Parque Natural que cuenta con otras muchas categorías de protección. Sin embargo, no por tener menos fama el extremo norte no merece la pena. De hecho, en su interior alberga las mejores playas que se pueden visitar en los alrededores de Nador.

Boukana

Para llegar hasta allí, básicamente tendréis que conducir por la N15 hasta llegar a la frontera con Melilla. En ese momento estaréis en Beni Ensar, el pueblecito al que pertenece esta zona de la Laguna de Marchica. Girad a la derecha, atravesad las instalaciones portuarias y cruzad un pequeño control militar que hay justo a la entrada. ¡Estaréis ya en Boukana!

Carretera de Boukana

En líneas generales, es una experiencia similar a la de la zona sur de la laguna, aunque quizá menos auténtica. La carretera es de asfalto (la otra es de arena), se ven menos animales (aunque también hay flamencos) y en general hay menos que ver y que hacer. Sin embargo, sigue mereciendo la pena ir hasta allí.

Vistas de Nador

Qué ver en Boukana

Playa de Boukana

Nosotros hicimos básicamente tres paradas. La primera fue en la Playa de Boukana, la primera lámina de fina arena con la que nos encontramos. Por su cercanía a Beni Ensar, es un sitio muy visitado para echar un día de sol y playa.

Barca en la arena

Así, incluso fuera de la temporada veraniega está todo dispuesto para tal actividad. Encontraréis aparcamientos, chiringuitos en los que comer algo o tomar un té, sombrillas que pueden alquilarse a cambio de unos pocos dírhams… Eso sí, todo a precio de turistada. Por ejemplo, nosotros nos tomamos dos tés por los que pagamos 40 dírhams (4€), una tarifa que nos hubiese parecido cara también en España. En cualquier caso, es una playa alucinante y que bien merece una visita.

Té en la playa

Playa de Boqueronesa

La segunda parada fue en la Playa de Boqueronesa, una prolongación de la anterior. De hecho, más o menos cada una ocupa una mitad de esta lengua de arena.

Playa de Boqueronesa

Mucho ojito con esta playa, porque es una auténtica maravilla. De hecho, fue con diferencia la mejor que vimos en todo el viaje. Es enorme, su arena era finísima, las aguas transparentes y no había apenas suciedad. Marruecos tiene un claro problema con los plásticos, que son omnipresentes en prácticamente todos sus espacios naturales. Sin embargo, en la Playa de Boqueronesa es la excepción que rompe la regla. Ya sea para bañaros o simplemente para dar un paseo por su arena, esta es una visita increíble. Id hasta allí solo por descubrir esta playa, ya que no os defraudará.

Playa de Boqueronesa

Instalaciones militares

Al final del todo nos topamos con unas instalaciones militares, las cuales no eran visitables. Sin embargo, se puede llegar hasta allí y contemplar el edificio (que es bastante mono). No podréis asomaros justo a la separación que hay con la otra orilla, pero eso lo podríais visitar yendo a la lengua sur de la Laguna de Marchica.

Instalaciones militares

Boukana, un lugar por descubrir

Pues sí, una vez más tenemos que reconocer el gran potencial que tiene la costa mediterránea de Marruecos. Es un lugar con unas condiciones únicas pero que sin embargo no ha sido especialmente desarrollado desde el punto de vista turístico. Eso hace que sea frecuente encontrar lugares como Boukana, que son absolutamente paradisíacos y que todavía son capaces de escapar de las garras del turismo de masas. No os lo perdáis, pues seguro que dentro de 20 o 30 años las playas vírgenes han sido arrasadas y tomadas por hoteles de pulserita.

Ovejas en la carretera
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