Altaïr Magazine: auge y caída de la legendaria revista para viajar más lejos

Este es nuestro particular homenaje a Altaïr Magazine, la mítica revista de viajes que se editó en España entre los años 1991 y 2013 y que posteriormente se ha reinventado en formato híbrido. A lo largo de este artículo haremos un repaso a su filosofía, sus etapas y el impacto que ha tenido en varias generaciones de viajeros. Este es un post para todos los públicos: si conocéis Altaïr, os traemos cantidades industriales de nostalgia; si nunca habéis oído hablar de la revista, estáis a puntito de hacer un descubrimiento colosal.

La mejor revista de viajes de la historia de España

Bajo la premisa de viajar más lejos, Altaïr Magazine fue (es y será) una publicación legendaria en cuanto al periodismo de viajes se refiere. Surgió bajo el paraguas de la Librería Altaïr, fundada en 1979 en la ciudad de Barcelona. El proyecto nació con una vocación multidisciplinar y rápidamente se convirtió también en editorial, cafetería e incluso agencia de viajes. En ese contexto, una revista de viajes tenía todo el sentido.

Básicamente hay que diferenciar entre tres etapas distintas:

  • Primera época de Altaïr: desde su fundación en 1991 hasta el año 1998. Se presentó al mundo como una publicación de «viajes, antropología y naturaleza», con una visión bastante más amplia y rigurosa de lo que era habitual en las revistas de viajes. En esta primera etapa eran números multidestino: es decir, en cada uno de ellos se viajaba a diferentes partes del mundo.
  • Segunda época de Altaïr: el momento de esplendor, el que sin duda hizo que la revista pasase a ser un proyecto único. Desde 1999 hasta 2013, Altaïr convirtió cada una de sus publicaciones en monográficos que abordaban un destino cada uno. Lamentablemente, el número 83 sería el último en publicarse en papel.
  • Tercera época de Altaïr: tan solo un año después del cierre de la revista original, Altaïr volvía a la vida de la mano de Pere Ortín, que vino a liderar la transición entre el papel y lo digital. De nuevo era monográfica, aunque en este caso las publicaciones a veces no se centran en un destino sino en temas específicos como los viajes desde una perspectiva de género. Es híbrida: se publica en digital, pero en ocasiones en formato impreso.

Un estilo único, el hilo conductor entre las tres etapas

A pesar de que las tres etapas de Altaïr Magazine parecen claramente diferenciadas, lo cierto es que en todas ellas se ve un estilo propio y que marca la diferencia respecto a otras publicaciones. Va mucho más allá del hecho de haberse convertido en una revista de monográficos, algo que ya de por sí es bastante excepcional en las revistas de viajes.

De hecho, lo que siempre a diferenciado a Altaïr de sus competidores es la forma amplia y profunda de entender los viajes. No son una simple ventana hacia lo que hay que ver en otras partes del mundo, sino también a lo que hay que comer, a cómo se trabaja, a sus creencias o a sus obras de ingeniería. Una visión 360º, como diría Paquita Salas.

Altaïr ofrece textos rigurosos y profundamente documentados, una calidad gráfica que está fuera de toda duda y una línea editorial coherente. Además, a todo eso se le suman una maquetación vanguardista (realmente adelantada a su tiempo, hay ejemplares de principios de los 2000 que parecen editados dos décadas después) y que los destinos se salían habitualmente del circuito turístico convencional.

Los números de Altaïr Magazine son atemporales. Por ejemplo, el número 64, centrado en Suiza, lo adquirimos gustosos más de diez años después de su publicación para preparar un viaje por tierras helvéticas. De las muchísimas cosas que leímos, sin duda fue la que más nos enriqueció.

¿Por qué Altaïr ya no se edita en papel?

Lo primero que hay que decir es que esto es un error, ya que algunos ejemplares de la tercera época se han editado en papel. Por ejemplo, en la popular Deviaje Life&Travel (una de las librerías de viajes de Madrid que más nos gusta) los distribuyen con regularidad. Sin embargo, son tomos enormes que más tienen que ver con un libro que con una revista.

Cuando en el año 2013 se anunció el cierre de Altaïr Magazine, todo el mundo viajero se echó las manos a la cabeza. ¿Fue la crisis económica que asolaba a España? ¿El descenso de los ingresos publicitarios en los medios tradicionales? ¿El auge de los blogs y su cultura del «todo gratis»? ¿Se inclinó la balanza entre la lectura reposada del papel y la inmediatez de lo digital?

Parece que fue un poco de todo, pero el factor clave fue sin duda el descenso de los ingresos publicitarios. Tal y como dijeron los editores de Altaïr de la época (Pep Bernardas y Albert Padrol), el número de lectores se mantenía constante. Sin embargo, la revista necesitaba publicidad para vivir, y ese pozo ya estaba seco.

Cuando Altaïr Magazine echó el cierre en el número 83, lo hizo diciendo «hasta pronto». Y por suerte volvió un año después: con todas sus virtudes, sí, pero también con sus defectos. Nosotros somos lectores habituales y aun así nos cuesta entender los modelos de suscripción, sus redes sociales no son las mejores y su web es difícil de entender por alguien que tenga menos de 25 años.

Sin embargo, con sus luces y sus sombras, Altaïr Magazine es un proyecto al que le tenemos muchísimo cariño. Pocas cosas hay mejores en esta vida que sentarse un domingo por la tarde en el sofá, con una enorme taza de té al lado, y disfrutar de uno de los interesantes artículos de esta inolvidable publicación.

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